jueves, 31 de mayo de 2012

Cultivando la paciencia...




Cada día cuando me dirijo al gabinete y entro en el metro arrastrada por la marea humana adormecida, anestesiada por la rutina, los horarios y las prisas, observo con que sutilidad flota la velocidad agresiva en el ambiente. 
Un mundo difuso y desbordado cada momento en contradicciones. Laterales vestidos de enormes  publicidades con fotografías de viajes donde fundirte en relax para instantáneamente deslizarte entre sonoras escaleras mecánicas que enmudecen el silencio de cientos de seres.
Nos han enseñado un mundo de locura y velocidad y esa enseñanza que surge -automática- cada mañana, insensibiliza la mente adaptándola al estrés cotidiano. ¿Buena forma de comenzar un día, cualquier día?
Si hay un ejercicio a poner en práctica en un lugar como este, donde todos quieren llegar rápido y se respeta poco el ritmo pausado, ese, es el de cultivar la paciencia.

jueves, 24 de mayo de 2012

¡Lo más valioso de tu vida eres tú!


 

 Estando hoy atendiendo a una persona en consulta, he sido consciente, como en tantas otras ocasiones, de la fragilidad de la emoción humana y la tendencia a negar nuestros propios estados emocionales disfuncionales a través de la justificación de los actos de los demás y de las fantasías ingenuas que construímos para mantener nuestras esperanzas en el ámbito de la pareja y las relaciones.
Cuánto sufrimiento escondido entre espectativas que nunca llegan a materializarse y ensoñaciones, que solo postergan la decisión a tomar para crecer y hacer frente a nuestros engaños.
El caso es que, estar en la posición de "segundo" y alimentar la esperanza de ser el "primero", es lo más doloroso para nuestra psique y nuestra propia autoestima.
¿Qué se espera en una pareja? ¿cuánto se está dispuesto a dar? y ¿qué grado de compromiso quieres asumir con la otra persona?

jueves, 10 de mayo de 2012

Féminas perversiones...

 



Una perversión, o parafilia, es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad. Cuando hablamos de perversiones solemos referirnos al masoquismo sexual, sadismo sexual, exhibicionismo, fetichismo, travestismo, voyeurismo, pedofilia, zoofilia y necrofilia, pero el porcentaje de mujeres que practica estas perversiones es ínfimo en relación al de los hombres. ¿qué pasa? ¿no somos pervertidas las mujeres? 

Desde el punto de vista de la psicología, la persona que realiza una perversión no tiene otra opción, si no cede a su inclinación se ve abrumada por la angustia o cae en la depresión o sicosis. Digamos que para el individuo supone un mal menor, una especie de apaciguamiento de los demonios personales que sirven para mantener inconsciente la culpa. El protagonista de la perversión no sabe que su actuación esta destinada a dominar acontecimientos que fueron demasiado excitantes, espantosos o humillantes para controlarlos en la niñez y que no puede, o no se atreve, a recordar. En cambio consagra su vida a revivirlos.
Las perversiones se gestan a raíz de pequeños asesinatos del alma y juegan un papel decisivo los papeles estereotipados de género, donde a las niñitas se las dirige a ser convenientemente femeninas y a los niños adecuadamente masculinos, lo cual les obliga a privarse de una parte de su identidad personal.
Las fuentes del placer erótico en la mujer adulta no son tan palpables y localizables. En las parafilias femeninas la excitación y la práctica sexual no es lo primero que llama la atención. Debido a la propia naturaleza femenina, o quizá a la larguísima tradición represora, están disimuladas con otros sentimientos, pero el goce perverso sería similar.

Según la psicóloga Louise L. Kaplan, la mujer pervertida disfrutaría de su sexualidad por medio de los siguientes caminos:
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